jueves, 25 de abril de 2013

No nos vamos... Nos echan!!!


Escrito por: Javier Pons Olivares.

Pues sí, me voy. Me voy con el puño cerrado, el ceño fruncido y la tensión por un futuro incierto, pero no el mío, sino de los que se quedan, gente querida que quedará en un país, que si miro hacia atrás arde hasta los cimientos. Me voy a buscar la suerte que no encontraré aquí, en mi propio país, en el que la picaresca ha dado paso a la inhumanidad, la paz a la pasividad ciudadana y la pandereta a la irónica peineta.

Mientras camine hacia el extranjero escucharé en mi mente voces de cargos públicos utilizándome…Quiero dejar constancia aquí y en todo foro público en el que pueda, que me siento insultado, que siento vergüenza ajena ante la aberrante actitud de un gobierno ilegítimo que se atreve a decir que un flujo de migración como el que vive España tiene un lado positivo o resulta ser para formarnos mejor en el extranjero. Entiéndanlo de una vez, queridos gobernantes: Nos vamos para no volver, por lo menos mientras ustedes sigan gobernando, mientras sus inútiles zarpas sigan manejando los finos y delicados hilos de nuestros destinos. En tiempos de una CRISIS en mayúsculas, en la que la situación es crítica y no se puede jugar con los números, porque estos finalmente son vidas humanas, necesitamos gente hábil y capaz de representar el clamor popular y la vida, no meros tecnócratas y administradores con una careta de demócratas que deciden lo que es bueno para los números y no lo que lo es para las personas.

Yo soy uno de esos números, soy un porcentaje ínfimo que no puede cambiar nada, pero que intenta hacerse escuchar. Mi historia es la común a la gran mayoría de jóvenes, los que decidieron estudiar algo que les apasionaba y no entrar en el juego del dinero y, también uno de esos que estudió ciencias sociales pensando que podría hacer algún cambio a mejor en este precioso mundo lleno de mentes perversas. Justo cuando ya aplacaron mi mente con dosis de lo que la gente llama “realismo” decidí seguir mi propio camino. Soy un ciudadano, de clase media (una clase fantasma y ahora en vías de extinción), con vocación de profesor y sin delirios de grandeza, esperaba ganarme la vida sin destacar, pero educando porque creo que esa es la manera de mejorar la calidad humana. Sin embargo, todos mis proyectos se truncaron por “Don Dinero”. No se puede estudiar más sin trabajar para poder pagar más estudios, no se puede trabajar si no te desangras por tu empresa, no te puedes desangrar por tu empresa si no tienes vocación y si estudias o tienes una familia, amigos o vida social….Esa no es mi vida.

Mis expectativas eran volver a casa de mis padres, a depender totalmente de ellos y saltar de trabajo basura en trabajo basura (si tuviera suerte de encontrarlos) hasta el fin de mis días esperando, que a mis 26 años sin llegar al año cotizado pueda tener una pensión digna en el fin de mi ardua y soporífera vida…En eso quieren convertir la “clase media”, una clase con estudios, preparada y sin pretensiones económicas, joven y con ganas de investigar, aprender, seguir formándose y con vocación. Así que yo, como muchos otros, me voy, nos vamos.

Pero no nos vamos porque queramos, por formarnos o aprender idiomas, nos vamos porque nos echan a patadas. Y señores, eso no es ni será bueno, los jóvenes preparados se van, los experimentados se van, nos vamos a buscar nuevas oportunidades y una vida, con suerte volveremos para la jubilación habiendo aportado nada a nuestro país, porque nuestro país no nos está aportando nada. Que diferente sería todo si en vez de facilitar la entrada de las empresas en nuestro país facilitarais la entrada de personas preparadas, con becas de investigación, emprendedores con nuevas ideas y nuevos proyectos que harían temblar los mercados, gente con vocación social capaz de reorganizar la pobreza, de ayudar a la gente a levantarse, o gente con ganas de educar. 

viernes, 12 de abril de 2013

Camino a la exclusión.

Escrito por: Manuel Quispe Blanco.

En mi caso soy lo que se podría denominar un inmigrante económico, es decir, las circunstancias económicas de mi país me obligaron a tener que poner en sólo dos maletas (de 30 kilos cada una)  21 años de vida y volar a través  del Atlántico por más de doce horas en busca de aquel tan ansiado “futuro mejor”-hasta ahora me pregunto qué entendemos por futuro mejor-. Sin embargo, si hago un balance de los años, considero que que tuve suerte pues he tenido la oportunidad de estudiar y formarme. Todavía recuerdo que en mi facultad era más la excepción que la norma, es decir, a primera vista era fácil de identificarme como extranjero. En ese tiempo me preguntaba por qué éramos tan pocos estudiantes extra-comunitarios en la universidad si ciudades como Barcelona tenían una importante cota de migración...

La respuesta me vino al cabo de unos meses,ya que, empecé a identificar dos sociedades paralelas que vivían juntas pero que en muy pocos casos se tocaban. Una de ellas era la sociedad construida por aquellas personas  que se encargaban de forjar el  entonces denominado “milagro español”  en trabajos que en su gran mayoría los autóctonos rechazaban. Los podías ver construyendo carreteras, remodelando calles, cuidando ancianos y niños, limpiando el metro y demás actividades que sólo la mano de obra extranjera estaba dispuesta absorber.  

Ahora las cosas han cambiado drásticamente y al  galope de la crisis y de manera sigilosa, el sistema los está empezando a excluir sin importar el gran aporte económico, cultural y social que aportaron y que siguen aportando. Lamentablemente  aquellos rumores y estereotipos que antes vagaban silenciosamente - “Nos quitan las ayudas sociales”, “No pagan impuestos”, “bajan el nivel de las escuelas”, “No tiene formación”, “abusan de los servicios sanitarios y colapsan las urgencias”- están cobrando fuerzas a pesar de que los datos desmontan todos y cada uno de ellos.

Paulatinamente la inmigración está siendo criminalizada y utilizada como moneda de cambio en muchos gobiernos a lo largo y ancho de Europa, donde España no es la excepción. En el caso español, la ley de extranjería ha sido una constante de los distintos gobierno a la hora de utilizar la inmigración en base al juego electoral, dicha ley cambia según el color del ejecutivo, lo cual demuestra una visión corta y sesgada de la inmigración – siempre me ha parecido que la ley de extranjería era orquestada a golpe de telediario – dejando siempre a los propios inmigrantes, es decir, a los sujetos sobre los que se legislaba al margen de la construcción y modificaciones de la misma.

Hoy en día, las cosas están llegando a un extremo sin precedentes y estamos viendo la instauración de leyes que transgreden derechos básicos de cualquier ser humano.Una de esas leyes fue la aprobación del Real Decreto Ley 16/2012 que ha dejado sin cobertura sanitaria a miles de personas, siendo los inmigrantes el principal grupo que se ha visto afectado y en muchos casos se les está negando la atención sanitaria bajo falsos argumentos mercantilistas. Este decreto está generando un paulatino proceso de exclusión de un derecho universal como el de la salud ante un cambio del modelo universal - que se ha demostrado que da mejores resultados que el privado - a un modelo de privatización donde el sistema del co -pago y el seguro irrumpen paulatinamente.

Ahora el camino a la exclusión pretende dar un paso más a través de la posible modificación del Código Penal en su artículo 38.Bis. Este artículo inicialmente busca  proteger a las personas vulnerables en los flujos migratorios, como la trata de seres humanos o el tráfico de personas, lo cual es positivo. Sin embargo,  si la modificación se llevase a término se podría criminalizar la solidaridad entre las personas, debido a que en  el borrador de la posible modificación consta :  “ El que intencionalmente ayude, con ánimo de lucro, a una persona que no sea nacional de un estado miembro de la Unión Europea a permanecer en el territorio de un estado miembro de la Unión Europea, vulnerando la legislación de dicho estado sobre la estancia de extranjeros será castigado con una pena de multa de tres a doce meses o prisión de seis meses a dos años”.

El debate gira en torno a qué se entiende por ánimo de lucro. Es decir, toda aquella persona que ayude a un inmigrante en situación administrativa irregular en cuestiones  tan básicas como el alquiler de una vivienda, la prestación de un servicio, o simplemente comprar en algún comercio podrán ser acusadas penalmente según el criterio que aplique el ministerio público!!!  En pocas palabras, ante la gran discrecionalidad de este borrador, estaríamos ante una posible criminalización de todo acto de solidaridad con penas que pueden llegar incluso a la prisión!!!.  Lamentablemente la posible modificación  del código penal sigue un espiral peligroso de la institucionalización del racismo que el ejecutivo está orquestando de manera irresponsable y que lo único que generará será una fractura muy peligrosa en la sociedad española.

No cabe duda de que a medida  que avanza la crisis, el racismo deambula por Europa y partidos de tintes xenófobos están irrumpiendo de manera alarmante en la agenda política de muchos países Europeos (Grecia,  Dinamarca, Suecia, Hungría, Suiza, Francia, Italia…) con un discurso que en muchos casos legitima la violencia y donde la inmigración está siendo utilizada de forma irresponsable por todos y cada uno de los gobiernos que aceptan aquel chantaje de grupos de extrema derecha. 

Actualmente me pregunto cuál será la Europa que saldrá después de la crisis....