viernes, 13 de marzo de 2015

No seas Maricón



No seas maricón!"- Una frase oída y repetida desde que era niño. No recuerdo dónde la escuché por primera vez pero algo me decía que no era correcto.
Escrito por: Erick Rojas Tang.




Pasaron los años y la palabra "maricón" fue tomando forma, mi hermano mayor me decía "no seas maricón" cuando no quería lanzarme al mar o cuando tenía miedo de jugar al fútbol con chicos más grandes que yo, "no seas maricón" me decían mis amigos cuando no me sentía con fuerza suficiente para trepar un árbol o prefería jugar con las niñas de clase. "No seas maricón", si sentía nervios de hablar con la chica que me gustaba, "¡No seas maricón!" si alguna vez me mostraba vulnerable o triste.


Más de una vez habré peleado con algún otro niño porque me llamó “maricón”, o yo a él, para defenderme de aquella palabra que no entendía bien del todo, para defender mi "hombría" de aquel insulto. Sí, insulto, creado para herir, ofender y dividir. He pensado una y otra vez sobre esta palabra, sobre cómo desde temprana edad me condicionaron para sentirme herido por ella. Condicionado para odiar y repudiar a toda persona que tenga una actitud similar.

Quiero pensar que fue una cosa que solo me pasó a mí, pero veo el mundo que me rodea y  estoy convencido que esta realidad sigue predominando en la sociedad actual.   

El pasado 10 de Marzo, la Comisión de Justicia del Congreso de la República del Perú archivó el proyecto de ley "Unión Civil" con siete votos en contra, cuatro a favor y dos abstenciones. El proyecto buscaba otorgar a las parejas homosexuales de los mismos derechos que gozan actualmente las parejas heterosexuales.

El rechazo al reconocimiento de igualdad de derechos no es más que una manifestación por querer denigrar y excluir a cualquier miembro de la comunidad LGBT. Sin igualdad de derechos es más fácil pensar en ellos como distintos, ajenos a la norma, y por tanto, no dignos de los mismos privilegios que las personas “normales”.

 Aunque el proyecto de ley buscaba la igualdad de derechos para el colectivo LGBT, este no acabará con la homofobia y la desigualdad de derechos. Entonces, ¿para qué molestarse en hacer unas leyes que no reflejan la sociedad que somos?

Esto no se trata solo de la sociedad que somos, se trata también de la sociedad que queremos ser. Una sociedad que trata con igualdad a todos sus integrantes, una sociedad en la que cualquier niño pueda crecer sin necesidad de que le digan “no seas maricón”.